Así que ahí estás. Conseguiste finalmente lo que querías de mí, ¿no es cierto?
Te odio. Por fin puedo decirlo en voz alta: te odio por esto en lo que me has convertido, te odio porque me dejaste hecha trizas.
Siempre quisiste destruirme, y yo fui demasiado estúpida como para notarlo.
Lograste que me volviese tu marioneta y que permitiese que tu voz hablase a través de mis labios. Me hiciste llegar al punto más bajo de mi ser, me convenciste de aguantar la respiración y no me permitiste volver a tomar aire.
Tomaste todo lo que era mío, todo lo que era, y no dejaste nada más que una coraza vacía.
Ahora no queda nada. Ahora ha llegado el silencio del fin y sólo estamos tú y yo, mirándonos a la cara. Y sonríes. Has ganado.
Debo acabar contigo. Ya no tengo nada que perder. Pero en el fondo sé que estoy sola, y que tus palabras son ciertas: eres lo único que me queda, y si te destruyo… no seré más que esta masa informe a la que entregabas coherencia.
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3 comments:
a veces es mejor partir de cero, cuando uno dejo que se llegase a esa situacion es porque algo andaba mal...
y hay que arreglarlo...
saludos
A quien más cuesta enfrentar en la vida es a uno mismo...
(prueba hablarle a un espejo... te sientes ridícula/o cierto?)
concuerdo con el primer post, pienso que del vacío puede nacer algo nuevo y esperemos que sea para mejor
suerte con eso...
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